Los hórreos, esas emblemáticas construcciones de madera o piedra, son sinónimo de la tradición rural asturiana. Estas pequeñas edificaciones, elevadas del suelo mediante robustos pilares, han sido fundamentales a lo largo de la historia para almacenar alimentos y protegerlos de la humedad y las plagas. Sin embargo, en los últimos años, la creciente preocupación por su preservación parece estar llevando a una paradoja preocupante: ¿está la protección al hórreo contribuyendo a su desaparición?
El debate sobre la conservación de los hórreos ha cobrado fuerza, ya que muchas instituciones y particulares buscan protegerlos como parte de nuestro patrimonio cultural. Sin embargo, esta noble intención puede estar teniendo efectos contraproducentes.
Hórreo convertido en espacio de trabajo.
La protección de los hórreos impone restricciones estrictas sobre su mantenimiento y renovación. Estas regulaciones a menudo implican costos elevados y una burocracia compleja que los propietarios deben atravesar para llevar a cabo incluso las reparaciones más básicas. Como resultado, muchos hórreos quedan en estado de abandono, sin recibir el cuidado necesario para su supervivencia.
Además, la falta de flexibilidad en las normativas puede llevar a la congelación del tiempo en estas estructuras. Al no poder adaptarse a las necesidades modernas, algunos hórreos se ven relegados al olvido, ya que su uso tradicional se vuelve cada vez menos relevante en la agricultura contemporánea.
La paradoja radica en que, al tratar de preservar los hórreos como museos estáticos, corremos el riesgo de condenarlos a una lenta desaparición. Si no se permite una cierta adaptación a las necesidades actuales, estos tesoros de la arquitectura rural podrían convertirse en reliquias inaccesibles para las futuras generaciones.
Por lo tanto, es necesario abrir un diálogo constructivo que permita equilibrar la protección del patrimonio con la viabilidad y utilidad de estas estructuras. Quizás sea hora de repensar las regulaciones y buscar soluciones que permitan la preservación de los hórreos sin condenarlos a la inmovilidad.
Adaptación de hórreo para uso como vivienda.
En última instancia, reflexionar sobre si la protección al hórreo está acabando con él nos lleva a considerar no solo su pasado, sino también su futuro. Mantener viva la esencia de estas construcciones tradicionales implica encontrar un equilibrio delicado entre la preservación y la adaptación a los tiempos modernos, para que los hórreos continúen siendo testigos de nuestra historia rural por generaciones venideras.